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domingo, 25 de julio de 2010

Una casa en una semana

Por ANATXU ZABALBEASCOA
La humanidad siempre ha soñado con viviendas económicas y acogedoras que se levantan en solo una semana. Hoy día, los arquitectos han sabido unir el atractivo estético al concepto industrial. Repasamos a través del libro 'prefab house' la historia de las casas prefabricadas, desde las cabañas del lejano oeste hasta las actuales, pasando por alguna 'nave espacial'.

Los esfuerzos del arquitecto de hoy se dirigen hacia la satisfacción de un cliente individual. Los del arquitecto de mañana se dirigirán hacia un montón de clientes invisibles". El arquitecto e ingeniero autodidacto Richard Buckminster Fuller defendió las viviendas prefabricadas hace más de 80 años. Aunque por entonces en Estados Unidos y en las colonias del imperio británico se había extendido la idea de la prefabricación, Fuller era consciente de que en Europa y entre cierto tipo
de usuarios esta tardaría en triunfar. El tiempo de clientes anónimos, construcción en seco, plazos cortos y diseño lógico anunciado por el norteamericano está ahora más cerca. Tras varios intentos fallidos por irrealizables, el encuentro entre los proyectistas, la industria y las necesidades de los usuarios se acerca. Y ha sido la industria la que ha dado los mayores pasos. En las últimas décadas, grandes empresas de mobiliario, Muji en Japón e Ikea en Suecia, han puesto en marcha compañías que, más allá de ofrecer a los usuarios mesas desmontables en embalajes planos, fabrican viviendas prefabricadas. Así, con la industria preparada, el público cada vez más familiarizado con sus ventajas, los precios competitivos y muchos arquitectos dispuestos a abordar realmente el asunto, la prefabricación podría vivir su momento.
Casa_Hudson: Estas fueron las casas prefabricadas pioneras, muy de granjeros. El modelo de la imagen está datado en 1936 en Reedsville, West Virginia.- TASCHEN


Como la manera más rápida y económica de acceder a un hogar o como el contrapunto a la tradicional noción de estabilidad, solidez y permanencia asociable a la casa burguesa, la casa prefabricada tiene una historia más que centenaria. La idea de llevar los componentes de la casa a la cadena de producción industrial es tan vieja como la propia industria. Las primeras viviendas levantadas con componentes modulares se pusieron a la venta en 1833. El carpintero londinense Herbert Manning ofrecía sus cabañas (Manning Cottages) en un folleto que llegó a ser muy popular entre quienes emigraban a Australia. Lo que unía a los usuarios de las viviendas prefabricadas era a la vez la necesidad de un hogar económico y fácil de construir y su condición de gente predispuesta al cambio para acceder a una vida mejor. Así, entre los nuevos pobladores del Oeste americano, los buscadores de oro que llegaron a California persiguiendo fortuna entre 1849 y 1854, y entre quienes emigraban a Australia y a Sudáfrica, la vivienda habitual era, al margen del estilo elegido, prefabricada. Además, pronto surgió competencia entre los industriales. La compañía galesa Thomas Eddington & Sons desarrolló la manera de producir chapa metálica corrugada que, desde 1844, le hizo la competencia a la madera como material básico. Para la segunda mitad del siglo XIX, entre el 60% y el 80% de las viviendas norteamericanas eran prefabricadas. Pero cuando las colonias desarrollaron sus propios métodos y estilos constructivos, a partir de 1860, decayó la industria de la prefabricación.


En el siglo XX, la venta por catálogo recuperó el sueño de sacar una casa de un montón de paquetes. Para entonces ya no eran los carpinteros quienes daban nombre a los modelos. Las marcas eran las de los grandes catálogos de venta por correo: Sears, Montgomery Ward o The Hodgson Company estaban detrás de los nuevos hogares que llegaban hasta los solares vacíos por servicio postal: en el vagón de un tren o a bordo de un camión. La mayoría de las viviendas prefabricadas ofrecían la posibilidad de elegir fachada y chimenea. Los clavos y la pintura estaban incluidos, pero el sistema de calefacción y la fontanería eran asuntos opcionales. La empresa Aladin vendió la primera casa prefabricada en 1906. Su catálogo ofrecía 450 modelos distintos. Despacharon 65.000 unidades.
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El libro 'Prefab houses', editado por Taschen, acaba de salir a la venta. Todas las imágenes de este reportaje pertenecen a esta publicación. (Ver libro)

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