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sábado, 22 de enero de 2011

Pasar a la historia por destruir la historia

Está claro que Córdoba necesita más parques –sobre todo árboles y trozos urbanos de naturaleza– pero también memoria, y ambos podrían haberse combinado. Raúl A. Montenegro*
*Presidente de Funam y profesor titular de la UNC. Premio Nobel Alternativo 2004

Hay estadistas y gobernantes. Los estadistas hacen obras después de haber escuchado a la gente. Algunos gobernantes, en cambio, construyen obras espectaculares e inconsultas para que los recuerden. Es lo que lamentablemente sucedió en Córdoba, donde el gobernador dispuso en forma ilegal la demolición de un patrimonio histórico y la creación de un parque temático.
 
Está claro que Córdoba necesita más parques –sobre todo árboles y trozos urbanos de naturaleza– pero también memoria. Y ambos podrían haberse combinado.

Lamentablemente, en lugar de visiones equilibradas, como un parque natural con poco hormigón y una casa de gobierno preservada, prevalecieron decisiones personalistas cargadas de cemento, planetario y piquetas. En lugar de consulta, hubo autoritarismo y violaciones flagrantes a normas vigentes.

Lo que pudo ser un acto sensato y bienvenido se transformó en un mamarracho de excusas, mentiras a medias, contrataciones directas, pago de costosos alquileres y la utilización del período de vacaciones para diluir protestas.

La Casa de las Tejas es parte de nuestra historia reciente. Llevaba el sello de la Fundación Eva Perón, con su arquitectura de rocas y paredes blancas y sus techos de tejas coloniales. En sus pasillos y salones, los militares sufrieron la contundencia del Cordobazo y del Viborazo. Allí se decidió la vida y la muerte de muchos cordobeses en los años de plomo
y allí también volvió a instalarse la democracia hacia fines de 1983. Sus paredes guardan el intestino de nuestra historia y nuestra memoria. Sin ella, estamos condenados a repetir errores.

En la Casa de Gobierno sobreviven los árboles que se salvaron de la tala impuesta por el arrogante e inútil helipuerto y los playones para vehículos oficiales. Cerca, en el empobrecido Parque Sarmiento, se ven los rastros de nuevas obras y monumentos que le costaron la vida a otros árboles y taparon de cemento los escasos pastos. En sus obras recientes, el Gobierno de la Provincia y la Municipalidad de Córdoba privilegiaron el cemento y dejaron en segundo lugar el verde.

El llamado Parque Las Tejas, un nombre con sabor a demolición y perversa ironía, no escapa a esa regla general. En lugar de conservar la historia, el proyecto de Juan Schiaretti la reduce a añicos y con la mala excusa de que un parque incorpora más circulación vial y cemento.

De Thays a hoy. Nuestra Córdoba rebelde y semiárida fue privilegiada con la sensibilidad paisajística del francés Charles Thays. Su primera obra en Argentina fue el Parque Sarmiento, donde hizo convivir el verde, dominante y protagónico, con la obra escultórica y vial, secundaria y disimulada. Thays escribió: “La felicidad anida más en la nobleza de un bosque que en el lujo sin verde”.
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Fuente: La voz del interior / 22-01-2011

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